Por Javier Argolo (*)

El 28 de Septiembre fue proclamado por la UNESCO como el Día Internacional del Derecho a Saber a partir de la conferencia anual de este organismo en el año 2002 en Sofía, Bulgaria. El saber, como bien lo ha descrito la Filosofía Política a través de grandes pensadores como Foucault, es poder: en sociedades donde cada vez el conocimiento llega a más manos es fundamental que los ciudadanos puedan no sólo acceder a la información sino que puedan manipularla para que, en definitiva, la democracia se vea fortalecida en una región donde, a partir de las recientes experiencias en cuanto a la opacidad de los gobiernos de las últimas décadas, los mecanismos de control vertical de poder sean más bienvenidos que nunca. En este marco, es un deber de los gobiernos garantizar el acceso a la información, ya que la misma reviste el carácter de derecho humano fundamental.

El acceso a la Información es sin ninguna duda un derecho, pero no cualquier derecho, sino uno de una importancia sumamente significativa por que le abre la puerta a los ciudadanos para que puedan acceder a un gran número de derechos. Que sin la debida información no serian posibles de acceder.
En este sentido debemos señalar que en la Argentina estamos muy próximos a la  entrada en vigencia de la Ley de Acceso a la Información Pública, este hecho  por si mismo es un gran logro para nuestro país ya que después de muchos años podemos decir que hoy realmente nuestro país tiene una herramienta que permite promover la transparencia y fortalecer las instituciones.

Dentro de esta lógica es que es posible afirmar que el acceso a la información pública es aquél derecho que, utilizándolo de una forma conscientemente inteligente y comprometida, puede y debe ayudar a la ciudadanía a mejorar su democracia. En términos propios de los cientistas políticos, la democracia no es sólo un tipo de gobierno sino que además es un concepto revestido por el principio de calidad: las sociedades democráticas se encuentran en distintos niveles de calidad democrática, donde algunas son mayores que otras. A partir de esta idea, el acceso a la información es el derecho del que debe nutrirse la sociedad para controlar sus gobiernos con el objetivo de desterrar la corrupción y mal desempeño que condena a cualquier sociedad al inframundo del subdesarrollo, pobreza y decadencia.

Es necesario promover este derecho, empezando desde arriba hacia abajo: es menester que los hombres que circulan dentro del Estado comprendan que brindar información al ciudadano es una obligación. El ciudadano tiene derecho a Saber, y que cumplir con ese derecho es su obligación. Es un objetivo que cada área de gobierno comparta la información no sólo con sus pares del gobierno sino con los ciudadanos que así lo demanden. En este sentido, la noción de Gobierno Abierto toma espectacular relevancia, ya que es la herramienta que puede permitir a los ciudadanos el acceso a este derecho de una forma sencilla y eficiente.
El Gobierno Abierto plantea la existencia de un concepto denominado Transparencia Activa, lo cual significa que es el propio estado el que activamente publica la información de forma abierta para cualquier ciudadano que desee acceder a esta información, usualmente a través de portales de datos abiertos donde se concentra de modo organizado la información. A su vez, existe el concepto de Transparencia Pasiva, que es aquella forma en la que el ciudadano solicita el acceso a la información pública a los organismos correspondientes para ser informado sobre determinada área, proyecto o cuestión específica de su interés.

Para concluir, el deber del cambio en Argentina y en la región es protagonizar la evolución hacia una sociedad con una mejor democracia, más desarrollada, equitativa e institucionalmente fuerte. Para alcanzar este objetivo es necesario que las herramientas que la ciudadanía posee no sean meras líneas en leyes de poco cumplimiento sino derechos reales y pujantes que otorguen el combustible necesario para lograr el salto al desarrollo. En este sentido, el derecho a saber es el derecho a tener poder, y este poder debe ser usado para controlar verticalmente al gobierno. Bajo esta lógica, el gobierno debe generar una real política de Gobierno Abierto con profundas políticas de Transparencia que pongan al servicio de sus ciudadanos la información que aleje los fantasmas de décadas de corrupción y decadencia.

(*)El Lic. Javier Argolo es Director de la Dirección de Transparencia y Control de Gestión del Municipio de Morón.