Como es previsible, nuestro país inicia el año con un marcado acento electoral. Con la renovación presidencial y demás cargos de distintos niveles, comienza simultáneamente una praxis dañina que afecta precisamente nuestro sistema político y de representación.

Consecuencia inevitable: la pérdida de credibilidad y confianza en quienes se ofrecen como candidatos, en partidos históricos y otros mas recientes, que devalúan, lenta pero seguramente, a la Política, definida como el instrumento indispensable de transformación de la realidad.

Existe, en principio, una opinión favorable de que el país no puede vivir “electoralmente” con comicios cada dos años. En cambio, está en discusión si la pomposa ley que consagra las Primarias en todo el país debe mantenerse, ya que fue violada en su primera aplicación, cuando el gobierno que la impuso designó a dedo su candidato a presidente. Se argumenta también su altísimo costo y su no vigencia en varias distritos electorales del país. En la realidad concreta las Primarias fueron adoptadas como una gran encuesta nacional: puro cálculo mezquino para decidir políticas y candidatos, mientras, se obliga a la ciudadanía a votar obligatoriamente en reiteradas veces, cada vez con menor sentido. Como ejemplo, hay que recordar que en la Capital, en la última elección se obligó a votar seis veces en pocos meses. El sufragio devaluado.

Es en este sentido que nos parece útil analizar, discutir, formular propuestas. No coincidimos con la derogación de la ley pero si en la necesidad de modificarla adecuando y perfeccionando su recta aplicación. Esto es: los candidatos de cada partido surgirán de internas donde los afiliados –y solo ellos- decidirán que nombres integrarán sus listas.

En caso de no existir competencia interna (caso altamente improbable) cada agrupación aplicará su Carta Orgánica a través de sus organismos y normas pertinentes.Esto, por supuesto, requiere una actualización del padrón de afiliados y su correspondiente puesta al día en sus obligaciones, aportes transparentes y cuotas incluidas.

Nos parece que estas condiciones ayudarán, no solo a democratizar, sino también a recuperar y dinamizar en calidad y cantidad, programas e identidades partidarias, cada vez mas debilitadas por la manipulación puramente electoral.

 

(*) El Lic. Raúl Ivancovich es Sociólogo y periodista.