El presidente de la Fundación Ricardo Rojas, Juan Manuel Casella, en su primera reflexión tras las elecciones presidenciales del 19 de noviembre pasado, advirtió que es la hora de afirmar “la voluntad de defender la democracia” como “condición central de nuestra unidad como nación” y en el orden partidario la Unión Cívica Radical (UCR) debe “consolidar su identidad histórica, modernizando su pensamiento en términos de políticas concretas pero manteniendo los principios” y sobre esa base “recuperar una representatividad social”.

En un reportaje que concedió al programa “Comercio exterior Siglo 21” por radio AM1010 Onda Latina, el dirigente radical sostuvo que, ante el triunfo del libertario Javier Milei, hay que tener en claro que “no debemos retroceder en términos de vigencia real de la democracia, en términos de vigencia de la libertad como condición central de nuestra unidad como nación”.

En diálogo con Miguel Ponce, conductor del programa, Casella expresó que “desde el punto de vista jurídico formal, institucional, las elecciones fueron buenas, correctas, transparentes, no hubo ninguna dificultad, la gente fue y votó por lo tanto el resultado es absolutamente legítimo”.

Ahora sobre la razón del resultado, “debemos indagar; a mi me parece que triunfó la idea del cambio, que claramente se impuso el hartazgo por la situación preexistente. La sociedad argentina decidió cambiar, incluso asumiendo el riesgo de lo desconocido, de lo imprevisible. Todos están pensando como se va a desarrollar el proceso político futuro” lo cual pone de manifiesto “la incertidumbre que genera el resultado de esta elección”.

La razón fundamental de este resultado electoral fueron las consecuencias del proceso político previo “en el campo económico y social, con el nivel de pobreza, el nivel del trabajo en negro, la caída brutal de los salarios y de las jubilaciones y por otro lado una inflación creciente e ingobernable, que determinaron que el cansancio social se expresara buscando una solución que es resbalosa, indeterminable en sus contenidos, es decir el riesgo es alto”.

“El riesgo es perceptible pero la gente optó por el riesgo antes de quedarse repitiendo lo que para muchos argentinos es un factor de agotamiento, de cansancio”, subrayó Casella.

Admitió que le preocupan las propuestas de Milei, las que surgieron durante la campaña “son de naturaleza tal que generan una enorme preocupación. Si repasamos el fundamentalismo de mercado, la dolarización, la eliminación del Banco Central, la autodefensa en el tema de la seguridad, la venta de órganos, la negativa acerca del cambio climático, son propuestas difíciles de absorber en términos razonablemente pacíficos”, dijo.

Además “hay otras propuestas o actitudes políticas que también me preocupan que provienen de la vicepresidenta electa, Victoria Villarruel, quien hace planteos que permiten advertir que su intención es revitalizar el papel político de las Fuerzas Armadas, cosa que gracias a Dios ha sido superado por la política de derechos humanos seguida por Alfonsín”.

“Habíamos interrumpido los 50 años de tutela militar que habíamos sufrido. Villarruel plantea de manera casi directa la reivindicación de las Fuerzas Armadas como partido político e incluso pone en duda el terrorismo de Estado, de manera que ahí hay una cuestión que rompería uno de los acuerdos centrales que la sociedad argentina vivió en los últimos 40 años”.

Las propuestas de Milei “son factor de preocupación, de perturbación, y desde el punto de vista institucional la falta de mayorías parlamentarias, la carencia de acuerdos políticos concretos en el ámbito territorial”, como también la falta de gobernadores propios, intendentes, esta indicando una debilidad desde el punto de vista institucional.

“Tenemos que lograr que el presidente electo comprenda que su propuesta de fondo debe ser por lo menos planteada en términos razonables, no puede ser planteada de manera absoluta, en términos de blanco o negro, porque de esa manera crece el riesgo de un colapso institucional que ya vimos en otros países de América Latina. Debemos señalar los errores de las propuestas del presidente electo, pero al mismo tiempo defender el orden democrático”.

Casella advirtió que en esta hora “la reorganización del sistema político argentino es crucial” ante un panorama en el que hay un sistema “muy debilitado, que ha perdido la confianza publica. La gente no cree en los partidos, no cree en los dirigentes y el primer paso en ese sentido debe ser dado por la Unión Cívica Radical que tiene que consolidar su identidad histórica, modernizando su pensamiento en términos de políticas concretas, pero manteniendo los principios constantes, permanentes y sobre eso recuperar una representatividad social que ha perdido o por lo menos a disminuido abruptamente”

“Y sobre esa base -agrego Casella- darle a la sociedad argentina una respuesta de carácter alternativo vinculada con lo que Alfonsín denominaba socialdemocracia, de tal manera ahí podemos tener un punto de apoyo para ir recuperando, para ir fortaleciendo el sistema político”.

Sobre la coalición que integró la UCR en Juntos por el Cambio, Casella respondió que “si nosotros hablamos de Juntos por el Cambio tal como fue en Gualeguaychú (el acuerdo con el PRO en 2015) esa coalición está terminada, por decisión de Mauricio Macri y Patricia Bullrich cuando deciden adherir a la candidatura de Milei, sin consultar a sus socios, y sin siquiera informarlos”.

En cuanto a la decisión de Elisa Carrió, titular de la Coalición Cívica, de retirarse de la coalición tras el apoyo de Macri y Bullrich a Milei, Casella respondió que le fue “una decisión fácil de tomar porque el partido de Carrió es más bien un club de admiradores y la conducción de Carrió está fuera de discusión dentro de su grupo”.

“Dentro del radicalismo la situación es algo más compleja hoy -advirtió-, porque el radicalismo tiene gobernadores que gobiernan al menos cinco provincias y esos gobernadores han sido electos integrando coaliciones, que repetían o se asemejan a las nacionales. Esos gobernadores tienen interés en mantener su poder político a partir del sistema que los llevó a ganar las elecciones. Hay una necesidad local, territorial, provincial, de preservar un sistema de alianzas que le sirvió para ganar las elecciones y que le debe servir para administrar el poder”.

Pero la situación del radicalismo a nivel nacional “es distinta. El radicalismo ya no puede pensar que Juntos por el Cambio subsista en los términos que existía, por lo tanto, debe fijar su identidad política en términos ideológicos, desarrollar un proyecto de propuestas nacionales, que sirva para identificar claramente su posición frente a la realidad nacional y a partir de eso es posible pensar en mantener algún tipo de alianzas con quienes piensan mas o menos igual”.

Pero ésta, dijo, “va a ser una realidad totalmente distinta a la que existió en Juntos por el Cambio” tras el acuerdo de Gualeguaychú porque “el radicalismo jugó un papel secundario, absolutamente intrascendente, a tal punto que fue caracterizado como furgón de cola del PRO por la opinión pública y la opinión periodística, lo que no se puede repetir”.

“El radicalismo -precisó Casella- tiene que jugar un papel determinante en cualquier alianza política que eventualmente pueda cerrar con quienes piensen más o menos igual”.

Analizó que ahora “tenemos una realidad nueva que consiste en un peronismo derrotado de muy mala manera. El peronismo perdió por muchos puntos”. Antes de las elecciones “se hablaba de la posibilidad que ganara Milei, estábamos previendo una elección pareja entre dos 3 o 4 puntos de un lado o del otro, pero terminó ganando Milei por una diferencia de once puntos y medio. La derrota del peronismo fue fenomenal desde el punto de vista numérico y también desde el punto de vista territorial; solamente ganó en tres provincias de la Argentina y la provincia más importante que ganó, la provincia de Buenos Aires, la ganó por un punto y medio”.

Además, “el papel del peronismo se está modificando porque además yo percibo que el votante medio del peronismo no está demasiado molesto con el resultado la elección” pues ha escuchado de boca de peronistas “una queja acerca del desempeño electoral, pero no es un rechazo total frente Milei; es decir los propios peronistas venían de un modelo que se estaba agotando, que no podía seguir”.

Por lo tanto, agrego Casella, “el escenario político se ha reformulado íntegramente. A mi lo que me preocupa es que el radicalismo ocupe con claridad el espacio social demócrata y no terminemos delegando a lo que queda del kirchnerismo, a partir de datos falsos como el que viene hace años, el espacio para el progresismo en la Argentina”.

No obstante, admitió que “faltan recursos humanos en la política argentina y en el radicalismo también; no hay grandes perfiles políticos en la Argentina de hoy y, por lo tanto, esa especie de medianía a la que aludo es una dificultad adicional, también en el plano de las alternativas ideológicas, de las propuestas”.

Además, en ese marco “en el radicalismo todavía subsiste gente que tiene compromisos con el macrismo, dirigentes radicales que en el fondo están trabajando para Macri todavía ahora y eso es una dificultad grande, porque impiden que termine de definirse con claridad ese perfil en reconstrucción de identidad”.

Consultado sobre la próxima renovación de la conducción partidaria y la convención nacional, posiblemente a mediados de diciembre, Casella dijo que “lo que debemos hacer todos los que pensamos en reconstruir la identidad partidaria, consiste en movilizarnos de aquí al 15 de diciembre para agrupar a todas las fuerzas internas, desde los delegados que son lo institucional hasta Franja Morada, la Juventud Radical,  la Organización de Trabajadores Radicales, el pensamiento general del partido, para que marchemos hacia esa reunión con el propósito definido de preservar la existencia e identidad del radicalismo como la mejor contribución que podemos hacer para el desarrollo normal de la democracia argentina”.

Advirtió que “una actitud de tolerancia frente a las maniobras del macrismo sería suicida, el partido pasaría de la insignificancia a la extinción, porque el propósito de Macri es crear un polo conservador fuerte y que en este momento tiene cierta posibilidad de desarrollo porque el voto popular acompañó a Milei; desde la base social mucha gente de clase media baja y clase baja terminaron votando a Milei y coincidieron con la conducción de la clase alta, que es la de Macri”.

Esto “quiere decir que tenemos de hecho una coalición social complicada” que, no obstante “no es demasiado sólida porque la defensa a Milei es producto de un estado de ánimo colectivo que puede dispersarse apenas aparezcan las dificultades. Pero de todos modos todo el proceso político necesita una conducción, que el radicalismo debería dar; el radicalismo complicado con el macrismo no se lo puede dar”.

Analizó que el comité nacional declaró la neutralidad en el balotaje del 19 de noviembre ya que el radicalismo no tenía candidatos y que Milei “durante mucho tiempo se refirió al radicalismo con desprecio, con formas verbales agresivas, incluso insultantes, desde basura hasta traidores” y sin embargo “no se notó que el voto el blanco tuviera dimensión y, por el contrario, yo tengo la sensación de que muchos radicales terminaron votando a Milei y sin tomar en cuenta lo que Milei  había dicho de la Unión Cívica Radical y de la figura histórica de Raúl Alfonsín; tampoco sin tomar en cuenta el peligro que significa el mensaje reivindicatorio para  las Fuerzas Armadas que encarna la vicepresidente electa”.

Por todo ello Casella analizó que “el radicalismo tiene hoy una debilidad, ha perdido mística, ha perdido concepto de si mismo, ha perdido la facultad de auto respetarse y eso es un déficit grande que permite la aventura interna”.

“Me parece que esto hay que corregirlo rápidamente. Esto no implica objetar la decisión popular, la gente votó y cuando la gente vota se mueren las palabras, se termina la discusión. El presidente es Milei, pero el radicalismo tiene que recuperar espacio político si quiere influir sobre las decisiones futuras políticas del país, si quiere preservar la democracia, si quiere impedir la reaparición de las tutelas militares y en ese sentido digo tenemos poco material humano.

En cuanto al escenario interno que se presenta para la elección de la próxima conducción del partido, Casella dijo que “la realidad política argentina tiene una velocidad de desarrollo que cambia lo que podemos denominar visiones tradicionales” Detalló que hay una alianza de coincidencia entre el actual titular, Gerardo Morales, y Martín Lousteau, que se ha mantenido a lo largo de todo de este proceso. Algunos dicen que Lousteau puede ser candidato a presidente del comité nacional.

También aparece la figura de un gobernador, Gustavo Valdés como candidato a presidente del partido. En este caso, dijo, “creo que seria un error. La experiencia partidaria indica que la función de gobernador y la función de presidente del comité nacional son dos funciones de tiempo completo, no se pueden ejercer eficientemente de manera conjunta. Más allá de los méritos de Valdés, que evidentemente los tiene, las posibilidades de que el ejerza la presidencia del comité nacional debe ser analizada, si tiene tiempo disponible para conducir un partido que requiere mucha acción política en su necesidad de recuperarse a si misma”.

En cuanto al distrito de Casella, la provincia de Buenos Aires respondió que “la falta de recursos humano en la provincia de Buenos Aires es notoria. Hay dirigentes respetables, hay dirigentes importantes pero de ninguna manera en el nivel y la cantidad que la provincia de Buenos Aires tuvo a lo largo de su historia; estamos muy lejos de ser la provincia que condujo al partido durante mucho tiempo, estamos muy lejos de ser la provincia que a provisto al radicalismo de figuras notables  desde Hipólito Yrigoyen hasta Moisés Lebensohn, de Crisólogo Larralde hasta Raúl Alfonsín, por ejemplo, con otras figuras extraordinarias como Juan Carlos Pugliese, Juan Carlos Tróccoli,  una enorme cantidad de dirigentes de primer nivel que hoy la provincia hoy no tiene”.

Por ello hizo hincapié en “profundizar la convocatoria a los jóvenes, debemos favorecer un cambio generacional rápido, si somos capaces de ir a una universidad, por ejemplo, a La Plata, y ganar facultades, tenemos donde buscar la capacidad política que estamos necesitando, pero eso requiere una actitud de convocatoria abierta, generosa y muy convocante, motivadora, y me parece que al radicalismo de la provincia de Buenos Aires le esta faltando eso”.

En síntesis el primer esfuerzo es “preservar la democracia como sistema vigente en la realidad argentina, generar las ideas que nos permitan poner en el escenario de forma competitiva una propuesta progresista y lograr del radicalismo que recupere la representación social”.

“El Juntos por el Cambio que conocimos no existe más”

Link a la nota que realizó Jorge Fontevecchia, de Perfil, al dr Juan Manuel Casella:

https://www.perfil.com/noticias/modo-fontevecchia/juan-manuel-casella-el-juntos-por-el-cambio-que-conocimos-no-existe-mas-modof.phtml