Yo, con mis propios brazos, cavé el pozo,
Yo, con mis propias manos, planté el cedro.
Y pasarán los años y los años.
Siempre tendrá la planta gajos nuevos.
Y pasarán los años y los años
Y el cedro sin cesar irá creciendo.
Y pasarán los años y los años.
Y el cedro estará aún joven y yo viejo.
Y en la paz del hogar, si lo consigo,
al familiar amparo del alero,
en mi chochez ingenua de hombre anciano,
contaré sin reposo el mismo cuento.
“Yo, con mis propios brazos, cavé el pozo…”
“Yo con mis propias manos planté el cedro”.
Y pasarán los años y los años.
Y “alguien” quizá repita en su recuerdo:
“Él, con sus propios brazos, cavó el pozo…”
“El, con sus propias manos, plantó el cedro.”

 

Mario Bravo, nacido en Tucumán en 1882, fue poeta, abogado y Legislador Nacional.