Brian A. Thomson

La llamada “grieta” es un falso supuesto en la política nacional que nos dirige permanentemente hacia la aporía (por ejemplo, Juntos por el Cambio), por lo que se requiere un replanteamiento fundacional de su significado y de sus consecuencias. No es meramente una grieta de tipo geológico o físico como nos hemos acostumbrado a entenderla. Es realmente una profunda diferencia de filosofías políticas ya que estas representan una distinta forma de “ser” del sujeto de la política en una sociedad y sus instituciones.

Dada esa diferencia de formas de ser, debemos asentarnos en la Constitución (“fuente de toda razón”), comenzando por su Preámbulo donde dice «y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino”. Esos hombres tienen un “ser”. La confusión argentina sobre esta identidad, que sufrimos hace décadas (hoy mundial, vista su más reciente expresión en Brasil), requiere urgentemente aclarar el significado profundo del “ser hombre”, o sujeto de la política, contenido en las palabras citadas. Yo siempre parto reconociendo el enorme significado del dictum de Kant (cito de memoria), quien dijo “un sujeto nunca debe ser tratado como un objeto”. Además, como radical, este dictum se refleja en los principios krausianos que constituyeron el fundamento ético de nuestro Partido que Raúl Alfonsín reflejara en su pensamiento más profundo y en su “ser” persona.

Para salir de la aporía política en la cual se consume nuestra sociedad, posiblemente llevándonos a un destino inconsecuente, debemos considerar cómo se enmarca el “ser hombre” en distintas concepciones políticas, todavía concebidas como alternativas electorales, cuando no lo son.

Siguiendo al dictum de Kant y su manifestación krausiana debemos analizar la naturaleza existencial del “ser” político determinado por ideologías políticas que suponemos alternativas cuando son excluyentes:

  1. i)  el constitucionalismo democrático es una idea política basada en que el individuo político es un «poder ser» junto con otros;
  2. ii)  el autoritarismo (Trumpismo, Bolsonarismo, Cristinismo y otros ismos) es el poder en sí mismo y el individuo existe sólo como un «deber ser» o «tener el deber de ser”, para un gran otro, como clientes de su poder;
  3. iii)  en el constitucionalismo democrático, la verdad surge de la duda y la duda se resuelve mediante el diálogo;
  4. iv)  en el autoritarismo, la verdad está inscrita en el poder mismo y es una certeza absoluta, por lo que el futuro se preordena y el deber de ser, en acción. es obediencia;

v) el neoliberalismo conduce al «no ser» porque detrás de sus tropos oculta la alienación del “ser” respecto de la verdadera realidad y así contribuye a fomentar otro autoritarismo, este de tipo teleológico porque la “mano invisible” del mercado degrada arteramente a la democracia constitucional y su deber de dudar.

Las consecuencias de estas formas del “ser» político son en mi opinión lógicamente irrefutables y confirman que:

  1. (i)  las distancias éticas entre la capacidad de poder ser, del deber de ser, y el no ser son absolutas;
  2. (ii)  esta distancia infinita entre estas formas políticas de ser determina que el “poder ser” construye un estado federal y ético,
  3. (iii)  el “deber ser” determina un estado leviatán que subsume los tres poderes constitucionales en un ejecutivo absoluto;
  4. (iv)  el “no ser” permite que la desigualdad económica se convierta en desigualdad política sigilosamente contribuyendo al desarrollo de otro tipo de absolutismo detrás de bambalinas;
  5. (v)  las grietas políticas dentro de la forma de poder ser son resultado de desacuerdos sobre primeros principios;
  6. (vi)  las grietas políticas dentro de la forma de deber ser son oportunistas y violentas;
  7. (vii)  el “no ser” asegura que el poder económico determine al poder político a través de la llamada “mano invisible” del mercado;
  8. (viii)  debemos subrayar nuevamente que la generación de la verdad proviene de la duda y se desarrolla a través del diálogo en el tiempo;
  9. (ix)  en la segunda forma la mentira sostiene una falsa realidad;
  10. (x)  en la tercera forma crea su verdad a través del poder económico que conduce a la alienación social.

La elección es clara, no debemos permitir que la democracia constitucional sea superada por las otras dos formas políticas de ser simplemente como opciones electorales o para falsamente superar la grieta. Los resultados nos asaltan a diario con sus manifestaciones degradantes.

Brian A. Thomson

Arquitecto, UBA, 1962; «Master» en Desarrollo Urbano y Regional, Birmingham City University, Birmingham, Gran Bretaña, 1965; Profesor Titular de la Universidad Nacional del Nordeste, 1966-1972; Gerente de Proyecto Cuenca del Plata de la OEA, Brasil, 1973-1974; Director de la Carrera de Geografía de la UBA, 1974; Director del Instituto de Servicios para el Ordenamiento Territorial, Rectorado, UBA, 1974; consultor FLACSO, UNEP, UNESCO, FAO, 1975-1976; investigador visitante del Instituto de Ciencias Sociales de La Haya, Holanda, 1976; funcionario de UNESCO Departamento de Medio Ambiente y Asentamientos Humanos, París, 1977; funcionario de OEA, Jefe de Departamento a cargo de las independizadas islas anglófonas del Caribe y Surinam, Washington, 1978-1985; Subsecretario de Reforma Administrativa, Secretaría de la Función Pública, y asesor del Presidente Raul Alfonsín en el análisis de las consecuencias institucionales y administrativas del Traslado de la Capital, Gobierno Nacional, 1986-1989; funcionario del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Jefe del Departamento de Metodología de Proyectos, Washington, 1990-1999. Actualmente consultor en metodologías de diseño, administración y evaluación de proyectos de desarrollo.

Residente en Bethesda, Maryland, USA. Email brian.a.thomson@verizon.net

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